LA CONSAGRACIÓN DE LA JOVEN ESTRELLA BLAUGRANA
El Mundial Sub'20 ha consagrado a Messi
El nuevo 'Messias'
Argentina y el mundo le consagran como la nueva estrella en ciernes pero Leo, pies en tierra firme, habla del valor del equipo y de triunfar en el Barça
Apenas le llegaban los brazos para sostener tantos trofeos y encajar tantos abrazos, palmadas en la espalda y apretones de manos, pero pese a todo, Lionel Messi mantenía ese aire entre tímido y pillo, encajando los halagos como una parte del precio a pagar por la inmensa alegría de tocar con la punta de los dedos la fama y la gloria.
“Sin mis compañeros nada hubiese sido posible. El triunfo es de todos. Yo tuve la suerte de hacer algunas cosas, pero fui uno más”, repite ante los informadores, enloquecidos por su fútbol y su madurez, impropios de un chaval de dieciocho años. “En la cancha, sin el despliegue de Torres, sin el andar de Zabaleta, sin la seguridad de Ustari, la sensibilidad que tiene Gago, la fuerza de Paletta, lo que aportó Agüero... nada hubiese sido posible”. Y así reparte parabienes y éxito hasta con el más humilde de la pentacampeona albiceleste, para concluir, en un arranque de absoluta sinceridad: “No me gusta que hablen de mí, prefiero que hablen de la selección”.
Noble sentimiento, aunque difícil de lograr. Todo el mundo se empeña en atribuirle, con absoluta justicia, todos los méritos en la conquista del Mundial Sub’20. “Sin duda, es un jugador distinto, joven, con mucho futuro por delante y espero que siga así por el bien de Argentina y del fútbol en general”, rogaba el seleccionador Francisco Ferraro.
“Por el bien de Argentina y del fútbol...”. Y es que, en el país austral, tan proclive a los titulares ingeniosos, el juego de palabras entre Messi y el Mesías ya abandonó la categoría de ocurrencia para instalarse en la de manido tópico. “La verdad que hace cosas diferentes que le sitúan en una posición privilegiada para jugar al fútbol”, admitía el capitán de los Sub’20 argentinos Pablo Zabaleta.
En Buenos Aires, en Santa Fe, en Mendoza, en Avellaneda y en su Rosario natal, los comentaristas resisten como pueden la tentación de evocar al más grande entre los grandes, al Diego Maradona de 1979 cuando se refieren a él. “Pero cuesta. Se lo ve ahí, desgarbado como Diego. Chiquito como Diego. Fresco como Diego. Zurdo como Diego. Pero no valía comparar. Qué lástima...”, confesaban los compañeros de ‘Olé’. Al otro lado del Atlántico, un chaval holandés de diez años se hace entender en un todavía elemental inglés: “I’m like Messi” (“Yo soy como Messi”).
Menudo, avispado, tímido, genial, futbolista, Messi apunta a lo más alto y todos se preguntan cómo le irá de regreso a Barcelona. ¿Encontrará un puesto en el equipo de Frank Rijkaard, plagado de estrellas consagradas? Por ahora, la apuesta de Charly Rexach, que en su día aceptó que le aplicaran un costoso tratamiento médico que le ayudó a dar el primer estirón, le ha llevado casi a la cima. Es el momento de la consagración del ‘Messias’. El dice: “Ahora sólo pienso en festejar. En irme a Rosario un par de días y en meterme de lleno en el Barça. ojalá este año pueda jugar más partidos. Es lo que deseo”.
Source : Sport.es